El vacío como tal no existe. Vale decir, la ausencia total de materia o de energía no existe.
Por más que lográramos movernos en un espacio vacío donde no hubiese ni la más mínima partícula, así y todo, habría allí fluctuaciones similares a las olas del mar, ondas cuánticas que apareciendo y desapareciendo harían de este espacio vacío un universo de energías alborotadas.
Durante décadas científicos de todo el mundo intentaron medir esas fluctuaciones sin éxito, debido en parte a que es muy difícil medir energías tan diminutas y sumado a que se pretende medir la que genera un movimiento que al intentar medir ya no está.
Sería como dice el artículo, lo mismo que pretender medir la energía de un puñetazo pero midiendo un puño que no se mueve.
CIENCIAS APLICADASAL PSICOANALISIS
Aquí aparece un concepto muy interesante que en el articulo le llaman “LIENZO BLANCO” y hallé algunas características que nos pueden servir, ya que en psicoanálisis en lienzo blanco tapando la ventana por donde el sujeto observa su propia realidad inventada se llama “fantasma”.
Continuando con el articulo tomado de ABC ciencia, aparece la siguiente idea:
En esencia, nuestro Universo es, fundamentalmente, irregular. Algo similar a la superficie de un lienzo que estuviera a medio pintar. Donde no hay pintura (estrellas o galaxias) aún queda la textura del lienzo en blanco, una realidad desnuda, pero auténtica, que apenas si estamos en condiciones de empezar a detectar.
De este modo, lo que a primera vista parece la nada, debido a la completa ausencia de materia y radiación, es en realidad un campo infinito de posibilidades del que emergen las partículas que dan forma a todo lo que podemos ver. No en vano, existe un campo diferente para cada partícula elemental, y esos campos parecen no hacer otra cosa que estar esperando la energía necesaria para poder definir las características clave que tendrán esas partículas durante su existencia «real».
Las propias partículas, por su parte, se ven limitadas por una extraña regla: a medida que algunas de sus posibilidades aumentan, otras, por fuerza, deben reducirse. Una partícula, por ejemplo, podrá estar en una ubicación precisa, pero a cambio su impulso no podrá determinarse. O viceversa. Se trata del conocido «Principio de Incertidumbre», según el cual el mero hacho de conocer ciertas características de una partícula hace imposible conocer también el resto de sus propiedades.
El principio de incertidumbre
Pero el principio de incertidumbre no se aplica solo a las partículas, sino también a los campos que las generan. Y es que, si estudiamos un volumen dado de espacio «vacío» durante un largo periodo de tiempo, el valor promedio de energía dentro de ese espacio será cero. Si por el contrario enfocamos nuestra atención en un único momento dado, sí que encontraremos energía en ese espacio aparentemente vacío, aunque nunca podremos estar seguros de en qué cantidad. En otras palabras, los resultados de nuestras mediciones nunca serán concretos, sino que abarcarán todo un espectro de probabilidades.
Por conveniencia, solemos pensar que la naturaleza del «lienzo» sobre el que está pintado el Universo es aleatoria. Sin embargo, sí que existen una serie de correlaciones que podrían decirnos algunas cosas sobre la naturaleza de esas ondulaciones.